Ficha Censor 

José Valdivielso 

VALDIVIELSO, José de (1565-1638)Dramaturgo, poeta y censor, José Valdivielso era sacerdote en Toledo ya en 1597; tuvo allí trato con Lope de Vega (en 1604 publicó la Vida, excelencias y muerte de San José, con un elogio suyo al frente), Pérez de Montalbán y el Greco. Fue capellán de Bernardo Sandoval y Rojas, cardenal arzobispo de Toledo; desde 1610 residió en Madrid, donde entró en la Cofradía de la Hermandad de Esclavos del Santísimo Sacramento, trabó amistad con los principales ingenios de la época, sobre todo con Cervantes y Lope, y su talento literario pudo destacar más. Contó Valdivielso con la protección de Felipe III, quien alentó la preparación de algunas de sus obras. Aunque la vida madrileña nunca le llegó a satisfacer, fue una persona muy apreciada por su personalidad y talante, así como estimado por su ingenio. Escribió sobre todo obras religiosas y teatrales (Romancero espiritual, 1612; Doce autos sacramentales y dos comedias divinas, Toledo, 1622); se le considera el precursor de Calderón en la forma de dotar a los autos de su dimensión alegórica y conceptual.[Fothergill-Payne, 1983; Catálogo XVII: 642-645; Madroñal, 2002]***Valdivielso, además de ser él mismo escritor, fue "el encargado de asesorar manuscritos a fin de que obtuvieran la licencia de impresión. Así que, en el sentido estricto de la palabra, Valdivielso no era censor, sino aprobante. Es decir, no trabajaba para la Inquisición, la cual se había apropiado el derecho de censurar a posteriori los libros ya aparecidos, sino que era censor para el Consejo de Castilla" [Fothergill-Payne, 1983: 1300].Entre las aprobaciones que firmó Valdivielso se cuentan obras de Cervantes (Viaje del Parnaso, 1614; el segundo Quijote, 1615; las Ocho comedias, 1615; y el Persiles, 1617), Lope (Soliloquios amorosos de una alma a Dios, 1627; Laurel de Apolo, 1630; La Dorotea, 1632; y las partes XXI, XXII y XXIII de sus Comedias, 1635), Montalbán (sus dos primeras partes, de 1638), Salas Barbadillo (La estafeta del dios Momo, 1627; El curioso y sabio Alexandro, 1634) y Calderón (también sus dos primeras partes, 1636 y 1637). Pese a la brevedad de esos textos legales, señala Fothergill-Payne, "es posible formar una impresión de las ideas personales de Valdivielso en cuanto al arte de escribir", en cuanto a la claridad de los conceptos, la llaneza del estilo y el "fervor del espíritu" [ibíd.: 1301].Aficionado al chiste y los conceptos ingeniosos, y crítico con el gongorismo, Valdivielso se mostró caluroso en el elogio (censura panegírica es la expresión que utilizaba él), hasta el punto de provocar alguna suspicacia: "los censores de los libros tienen ya quien lo sea de sus censuras", se quejaba en 1632, al ver que se le afeaban su entusiasmo. En 1636, sin embargo, reivindicaba –al frente de la Fama póstuma de Lope de Vega, de Montalbán– su forma de afrontar la tarea censoria: Pero ya me parece que algún escrupuloso de censuras me fiscaliza la deste libro, por haber pasado la raya de aprobación; a quien respondo que todo es aprobación, y que mis afectos, por muchos y por grandes, no me caben en el pecho […]. Señala Fothergill-Payne que, en su doble calidad de censor-autor, Valdivielso "al asesorar las ingeniosidades de la época, digería y usaba lo más valioso en su propia obra sin, por supuesto, jamás ir contra la Fe católica ni las buenas costumbres" [ibíd.: 1302].