Ficha Autor 

Felipe Godínez Manrique 

GODÍNEZ MANRIQUE, Felipe (1585-1659) Nacido en el seno de una familia de conversos portugueses, Felipe Godínez tiene una de las biografías más interesantes del Siglo de Oro. Vino al mundo en 1585 en la villa de Moguer, de la que fue Regidor perpetuo su padre, Duarte Méndez Godínez. Dada su ascendencia judía, siguió la práctica habitual de la época de cambiar y alternar sus diferentes apellidos familiares; como Felipe Godínez aparece en un documento de 1605, tras desechar el apellido Denís, delator de judaísmo. Sin embargo, desde 1620 hasta 1624 utilizará el segundo apellido de su madre, Manrique, que era mucho más prestigioso. En ese año de 1624 tuvo que enfrentarse a la condena de la Inquisición por judaizante y hereje. Godínez fue educado según las creencias de su familia; tuvo estudios universitarios y eclesiásticos, aunque los compaginó con la dedicación a los asuntos económicos familiares. Se graduó en 1610 como bachiller en Teología; de su carrera eclesiástica conocemos la fecha de obtención de varios grados, aunque no de todos (el último conocido es el de Diácono o Evangelio, en 1612). En cuanto al título de Doctor, no lo ostenta en documento hasta 1626, aunque pudo haberlo obtenido antes. En 1604 participa, con un soneto, en un libro de Jiménez Patón, y en 1610 en unas relaciones de fiestas. En ambos sitios demuestra ya un buen conocimiento de la cultura clásica y la historia eclesiástica. Las primeras obras dramáticas de Godínez de las que tenemos noticia son tres comedias fechadas en 1613. En 1614 Cervantes se refiere a él en el «Viaje del Parnaso». Del período entre 1613 y 1619 apenas se conocen datos sobre sus pasos, aunque pudo haber desempeñado el cargo de capellán del Duque de Béjar. En los primeros años de la década de los 20 se encuentra residiendo en Sevilla con su familia, y en situación económica al parecer desahogada. Sus actividades relacionadas con la predicación le ocasionan un auto de fe, la confiscación de bienes y el destierro por seis años. Su judaísmo pasa a ser notorio para sus contemporáneos, que no dudaron en atarcarle por ello. Tras un año de reclusión pasó a Madrid con su madre y sus hermanas, donde mejoró algo su situación. Se acentúa entonces su dedicación al teatro y participa activamente en la vida literaria de la Corte. Entre sus amistades se cuenta Pérez de Montalbán (sospechoso también de judaizante), y entre sus enemigos más despiadados, cómo no, Quevedo. En 1637 participa en una famosa Academia Burlesca del Buen Retiro, presidida por Luis Vélez de Guevara. La década de los 30 fue la época de mayor actividad teatral de Godínez (incluyendo, según Menéndez Onrubia, la participación como actor en la compañía de Pedro de Ortegón); la década siguiente, sin embargo, marca su decadencia literaria, y es la época en que nuestro autor se dedicó otra vez a sus ocupaciones como predicador y orador, restaurados sus derechos sacerdotales. Murió en Madrid el 3 de diciembre de 1659, siendo enterrado en la iglesia de San Justo. Encuadrado dentro de la escuela de Lope, Godínez cultivó principalmente las comedia cortesanas e históricas, en las que trata asuntos amorosos (los celos, sobre todo) y morales (el libre albedrío, en el que no creía). El tema del honor adquiere en sus obras un tratamiento novedoso con respecto a los cánones de la época, ya que niega que pueda ser adquirido por herencia familiar nobiliaria, sino por los propios méritos del individuo. Bolaños señala también como tema importante en la obra de Godínez la astrología, en cuya condición de auténtica ciencia creía. En general, el enfoque de los diversos temas por parte de este comediógrafo responde a su mentalidad judaica, aunque sus obras no dejan de amoldarse a las exigencias ideológicas del teatro de su tiempo.